Neuromedical, Neurofisiologia Clínica. Especializada en patologías del sueño
Dormir no es de vagos, ni una pérdida de tiempo.

Dormir no es de vagos, ni una pérdida de tiempo.

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La falta de sueño puede matar a un ser humano”, aunque muchos lo consideren una exageración es un hecho probado.  Lo asegura el neurocientífico Matthew Walker que acaba de publicar el bestseller ‘Por qué dormimos’ (Capitán Swing), donde cuenta cómo la sociedad industrial ha ido arrinconando al sueño hasta convertirlo en algo denostado, mal visto. La naturaleza, sin embargo,  ha puesto en nuestro código genético una cantidad imprescindible de horas ciclos de sueño, indispensables para la buena salud del cerebro y de nuestro organismo en general.

 

Para este profesor de Neurociencia en la Universidad de Berkeley una noche sin dormir te provoca más daños que si dejaras ese mismo tiempo de alimentarte de forma sana o no hicieras ejercicio. Sin embargo, nos privamos de horas de sueño ignorando que "el sueño cuida nuestra salud psicológica y recalibra nuestros circuitos cerebrales". 

 

Cuando dormimos no podemos procrear, ni buscar alimentos, ni defendernos, ni socializar con otros, por lo que dormir parece en palabras de Matthew Walker el "más absurdo de los fenómenos biológicos", uno "de los comportamientos más desconcertantes de todos los comportamientos humanos". Y  a pesar de todo eso el hombre tiene que hacerlo, sin alternativas. ¿Por qué? "porque la pérdida crónica de sueño erosiona la esencia misma de la vida biológica: el código genético y las estructuras que lo encapsulan. 

 

El neurólogo, Carles Gaig, coordinador de estudios de los trastornos del sueño y la vigilia de la SEN, asegura que dormir permite que se regulen "de forma adecuada toda una serie de procesos metabólicos y hormonales del cuerpo, pero también es muy importante para el cerebro. Una función del sueño sería eliminar sustancias tóxicas; durante el día estamos aprendiendo muchas cosas por lo que otra función del sueño sería consolidar, memorizar las cosas que son importantes y eliminar lo que no lo es." 

 

No dormir las horas que tocan puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, infartos, ictus, más riesgos de enfermedades psiquiátricas, depresión, ansiedad, incluso enfermedades neurodegenerativas, subraya Gaig. 

 

Para Walker es aún peor que diferentes estudios científicos revelan que los trabajadores en turnos de noches por la alteración de los ritmos circadianos y del sueño tienen un 40% más de probabilidades de sufrir tumores de mama, de próstata, de útero y de colon.

 

Me muero de sueño no es una frase hueca

 

Hay numerosos estudios que demuestran que se puede morir si no se duerme, igual que si no bebes agua o no comes. Dormir es una necesidad primaria. Lo asegura Walker en su libro y lo corrobora el neurólogo Carles Gaig

 

"En animales si no les dejas dormir les generas tal estado de estrés que mueren.  Se dan una serie de alteraciones en los sistema autonómico y metabólicos que hacen que el animal fallezca. Dormir es una función fisiológica normal, esencial, como el comer, si no comes o ingieres agua te mueres. El sueño debe tener una función lo suficientemente importante ya que si no duermes no puedes funcionar bien y te mueres. Estamos hechos para funcionar así, para dormir, no es un capricho. ni una pérdida de tiempo."

 

La falta de sueño debilita el sistema inmune haciéndonos más vulnerables a los resfriados y a enfermedades como la neumonía y la gripe, entre las primeras causas de muerte en países desarrollados . "Existe una asociación íntima y bidireccional entre tu sueño y tu sistema inmune. El sueño combate las infecciones y las enfermedades desplegando todo tipo de armamento de tu arsenal inmune para protegerte.  Cuando enfermas, el sistema inmunitario estimula la activación del sistema de sueño y exige más descanso para ayudar a reforzar el esfuerzo combativo. La falta de sueño, incluso por una sola noche, despoja de forma contundente al cuerpo de ese traje invisible de inmunidad", argumenta el científico británico, que ha traducido sus investigaciones a un lenguaje accesible en 'Por qué dormimos'.

 

La siesta, algo innato y biológico que la sociedad industrial ha eliminado

 

En Icaria, una isla griega, los hombres tienen cuatro veces más posibilidades de llegar a los 90 años que los estadounidenses. La respuesta está en la siesta, esa costumbre mediterránea que tantas críticas levanta y contra la que se han lanzado toda clase de descalificaciones. Y que probablemente sea una de las explicaciones de nuestra longevidad. 

 

Walker recuerda que  dormir la siesta es "algo profundamente biológico" que responde al patrón del sueño bifásico que todavía siguen algunas tribus cazadoras recolectoras en Kenia, donde siguen durmiendo una larga fase nocturna de entre siete y ocho horas y después por la tarde una siesta de 30 a 60 minutos. Así dormíamos hasta que llegó la sociedad industrial y acabó con la siesta imponiendo un ritmo para ser productivos.

 

Sin embargo, a nuestro código genético no lo podemos engañar. "Esta caída de la alerta evolutiva" está marcada es "parte normal del ritmo de la vida" de  "todos los humanos, independientemente de su cultura o de su ubicación geográfica".  A media tarde se sufre "un declive genéticamente modificado de nuestro estado de alerta". "La sociedad moderna nos ha apartado de lo que parece ser una organización preestablecida de nuestro sueño bifásico, ese que nuestro código genético trata de reavivar cada tarde".

 

Tanto Gaig como uno de los expertos del Instituto Internacional del Sueño, en Madrid, consultado por Informativos Telecinco se muestran partidarios de la siesta, aunque sin que esta supere los 20 o 30 minutos.

 

"Una siesta de unos 20 minutos puede ser refrescante y reparadora, puede ayudar a sentirnos más activos y ser más productivos en las tardes. Sin embargo, una siesta más prolongada puede no ser recomendable, ya que puede hacer disminuir la calidad del sueño nocturno."

 

Gaig subraya que "después de comer el ritmo circadiano predispone a dormir", pero también advierte de la importancia de "encontrar un equilibrio, porque si duermes mucho por la noche no tendrás sueño. No tienes que tomarte una siesta de una hora".

 

Todos los animales duermen, nosotros cada vez menos

 

Las moscas, las abejas, las hormigas, los escarabajos, las ranas, los delfines, los cocodrilos, los gusanos de seda y los ornitorrincos duermen. Todos los animales duermen, los canguros, los tiburones y los osos polares... Sin embargo “los seres humanos son la única especie que se priva del sueño deliberadamente sin que ello le represente una auténtica ventaja”.  Los orangutanes, chimpancés y gorilas duermen entre 10 y 15 horas diarias. Nosotros, los humanos, apenas ocho.  ¿Por qué cada vez dormimos menos?

 

"Existen múltiples causas. Una de ellas son los horarios de trabajo, que se prolongan hasta más tarde. En este sentido, nuestro cerebro precisa de unas horas de 'reposo', en las cuales podamos desconectar, relajarnos y prepararnos para dormir, algo que no siempre ocurre. Por otro lado, el sueño del ser humano cambió de forma drástica con la aparición de la luz eléctrica.  Antes, la oscuridad conducía al sueño y así lo entendía nuestro cerebro, sin embargo actualmente, la exposición a la luz en las últimas horas del día puede 'engañar' a nuestro cerebro, que no percibe que sea el momento de dormir, y por lo tanto se bloquea la secreción de melatonina, la hormona que induce el sueño. Esto también ha empeorado en los últimos años por el uso cada vez mayor de dispositivos retroiluminados como móviles o tablets", explicam desde el Instituto Internacional del Sueño.

 

La OMS ha declarado una "epidemia de pérdida de sueño en las naciones industrializadas”, pero por aquí apenas nos hemos enterados; cada vez es más frecuente escuchar a empresarios de éxito y millonarios que nos venden sus fórmulas personales de que dormir es de perdedores, mientras presumen de amasar grandes fortunas, gracias a seis o menos horas de sueño dedicados a trabajar.  Walker, que se define como un "enamorado del sueño" avisa que "cuanto menos duermas, más corta será tu vida”.

 

Los países donde el tiempo de sueño se ha reducido más dramáticamente como EEUU, Reino Unido, Japón y Corea del Sur y varios países de Europa occidental son los que sufren el mayor aumento en las tasas de enfermedades físicas y trastornos mentales. El profesor de Neurociencia junto a otro científicos han comenzado a presionar para que los médicos comiencen a recetar dormir, como parte de sus tratamientos, porque  “el sueño es lo más eficaz que podemos hacer para restablecer nuestra salud cerebral y corporal todos los días, el mayor esfuerzo de la madre naturaleza contra la muerte.”

 

Fuente de la noticia: www.telecinco.es